El recorrido parte del barrio de la Concha, en San Roque de Río Miera, y culmina junto a la carretera de lunada, un Kilómetro aguas arriba del punto de partida, de manera que es posible cerrar el circuito en la Concha.

Tipo de Ruta

Circular

Dificultad

Baja

Distancia y desnivel

9,4 km. y 420 m. de desnivel

Duración

4 horas

Descripción

El primer tamo en ascenso recorre la ladera de cabañas del barrio del ahorcado, para alcanzar si se desea la divisoria con el Pisueña, e introducirse después en el hayedo por el sendero amplio labrado sobre la roca de modo magistral. El retorno se realiza a través de un nuevo cabañal, por un sendero de herradura abierto en el pastizal. En total se realiza con comodidad en unas tres horas y no presenta ninguna dificultad, mas que la enmarcan el desnivel y la longitud del itinerario, unos siete kilómetros. Cualquier época del año es adecuada para realizar esta ruta siempre que se eviten los días lluviosos, porque la niebla suele aferrarse con frecuencia a estas laderas del valle. Este recorrido combina al menos tres aspecto muy relevantes en la configuración del espacio de la cabecera del valle del miera. En primer lugar supone la posibilidad de contemplar el modo en que se organiza el espacio agrario de la pasiegería. Destaca especialmente el ingente patrimonio construido ligado a la secular actividad ganadera: cabañas, bodegos, cuvíos y todos los elementos de articulación del espacio interior de la ladera, entre los que llaman especialmente la atención los muretes de piedra que delimitan cada finca. Un segundo aspecto a destacar es el relieve, conformado por una dinámica geomorfología muy viva, de carácter Kárstico, sobre los materiales calizos del sustrato. Tanto en el Valle del Miera como en el Macizo del Alto Asón que lo delimita de manera abrupta, se generalizan los relieves agrestes y las formas de Karstificación más intensa. El Lapiaz acompaña buena parte del recorrido, en el tramo que discurre en el interior del hayedo La Zamina, o de Haza Mina como dicen en ocasión en La Pedrosa. Aquí se encuentra precisamente el tercero de los valores relevantes de este recorrido, el bosque de hayas, una formación singular, por las condiciones límite en que se desarrolla, sobre un sustrato calcáreo en el que apenas hay un desarrollo edáfico suficiente.